Los Templarios III: El ocaso de un sueño

El temple no sólo cobró relevancia por sus importantes hazañas militares, que también, sino que supieron sacar ventaja de todo aquello que encontraron de positivo en su relación con aquella lejana tierra. Avances matemáticos, arquitectónicos, científicos, médicos, económicos…que no hacían más que acrecentar su poder. Así pues, no es de extrañar, que comenzasen a levantar envidias y suspicacias a su paso.
Se convirtieron en grandes banqueros europeos, que hacían préstamos incluso a los reyes a cambio de ciertos privilegios que les hacían cobrar cada vez más poder.
En poco menso de un siglo, su poder e influencias se habían extendido de forma alarmante y algunos nobles y reyes veían con temor la posibilidad de que se llegasen a organizar en ciudades estado, monopolizando un día el poder real e incluso papal. Pues sus integrantes estaban posicionados en estratégicos puestos de poder y cada vez más reyes contraían deudas importantes con la orden, que iban drenando su poder a favor de esta, mediante concesiones y privilegios cada vez más osados.
El Papa era consciente de ello. Las cruzadas habían fracasado por una suma de factores, entre ellos el desgaste, los conflictos nobiliarios en Europa que hacían volver a los caballeros, la imposibilidad de obtener los mismos botines que en los saqueos y quizás la más importante de todas las razones: el fin de la imagen del caballero estaba próxima.
Y es que, en efecto, la estampa del aguerrido caballero contemplaba el ocaso de sus días.
La guerra y las tácticas militares están en constante evolución, y el caballero se convirtió en una herramienta obsoleta y muy cara de mantener.
En Europa avances como la ballesta, que podía atravesar fácilmente cualquier tipo de armadura y cuya fabricación y entrenamiento para su uso eran irrisorios, y la pica, arma defensiva espléndida contra la caballería y que tantas bajas ha causado entre sus filas, se estandarizaron, relegando el papel de los caballeros a meros apoyos de la infantería ( donde ahora residía la verdadera importancia de la batalla). Un apoyo excesivamente costoso, pues había que alimentar a los caballeros y a su séquito de sirvientes, otorgarles feudos, etc, mientras que los simples hombres de armas a caballo (estos no eran nobles sino soldados) por una “soldada” (un sueldo) eran capaces de acometer tales empresas de igual modo que un caballero y además si eran capturados en combate, ni se planteaban los generales en pagar un rescate por ellos.
Así pues, como mencioné anteriormente, el hecho de que los templarios se hubiesen convertido en los acreedores de media Europa (incluidos grandes nobles y monarcas), que los templarios no se supeditasen nunca al Papa de Roma (para evitar que la Santa Sede metiese la mano en sus arcas) y al, no menos importante, hecho de que los caballeros tenían los días contados, conspiraron junto con el Papa y el ambicioso rey Francés Felipe “El Hermoso” para acabar con este gigante religioso militar y hacerse con todos sus bienes….algo que no conseguirían…
Pero el proceso contra temple, forma parte de otra historia, que en su día comentaré
Se convirtieron en grandes banqueros europeos, que hacían préstamos incluso a los reyes a cambio de ciertos privilegios que les hacían cobrar cada vez más poder.
En poco menso de un siglo, su poder e influencias se habían extendido de forma alarmante y algunos nobles y reyes veían con temor la posibilidad de que se llegasen a organizar en ciudades estado, monopolizando un día el poder real e incluso papal. Pues sus integrantes estaban posicionados en estratégicos puestos de poder y cada vez más reyes contraían deudas importantes con la orden, que iban drenando su poder a favor de esta, mediante concesiones y privilegios cada vez más osados.
El Papa era consciente de ello. Las cruzadas habían fracasado por una suma de factores, entre ellos el desgaste, los conflictos nobiliarios en Europa que hacían volver a los caballeros, la imposibilidad de obtener los mismos botines que en los saqueos y quizás la más importante de todas las razones: el fin de la imagen del caballero estaba próxima.
Y es que, en efecto, la estampa del aguerrido caballero contemplaba el ocaso de sus días.
La guerra y las tácticas militares están en constante evolución, y el caballero se convirtió en una herramienta obsoleta y muy cara de mantener.
En Europa avances como la ballesta, que podía atravesar fácilmente cualquier tipo de armadura y cuya fabricación y entrenamiento para su uso eran irrisorios, y la pica, arma defensiva espléndida contra la caballería y que tantas bajas ha causado entre sus filas, se estandarizaron, relegando el papel de los caballeros a meros apoyos de la infantería ( donde ahora residía la verdadera importancia de la batalla). Un apoyo excesivamente costoso, pues había que alimentar a los caballeros y a su séquito de sirvientes, otorgarles feudos, etc, mientras que los simples hombres de armas a caballo (estos no eran nobles sino soldados) por una “soldada” (un sueldo) eran capaces de acometer tales empresas de igual modo que un caballero y además si eran capturados en combate, ni se planteaban los generales en pagar un rescate por ellos.
Así pues, como mencioné anteriormente, el hecho de que los templarios se hubiesen convertido en los acreedores de media Europa (incluidos grandes nobles y monarcas), que los templarios no se supeditasen nunca al Papa de Roma (para evitar que la Santa Sede metiese la mano en sus arcas) y al, no menos importante, hecho de que los caballeros tenían los días contados, conspiraron junto con el Papa y el ambicioso rey Francés Felipe “El Hermoso” para acabar con este gigante religioso militar y hacerse con todos sus bienes….algo que no conseguirían…
Pero el proceso contra temple, forma parte de otra historia, que en su día comentaré
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