sábado, 3 de abril de 2010

El Tintero de Sombras: El regreso del terror al Cáucaso

Dos días después de los atentados de dos mujeres suicidas en el metro de Moscú, que causaron 29 muertos y decenas de heridos, se han vuelto a cometer dos actos terroristas más. En ésta ocasión en el centro de la ciudad de Kizlyar, en la república norcaucásica de Daguestán, según informa la agencia Itar Tass. Entre las víctimas se encuentra el jefe de la Policía local de la ciudad, Vitali Vedernikov.

Al parecer, un vehículo aparcado a unos 300 metros del Ministerio del Interior, del Servicio Federal de Seguridad y de un instituto de educación secundaria hizo explosión al paso de un coche de la policía. Entre 15 y 20 minutos más tarde, cuando los agentes ya habían acudido al lugar de los hechos, explotó el segundo artefacto, accionado por un terrorista suicida vestido de policía.

Recordemos que tras los atentados del lunes, el presidente ruso Dmitri Medvéndev se pronunció con la intención de presentar enmiendas legales para intensificar la lucha contra el terrorismo, al mismo tiempo que Vladimir Putin, ahora primer ministro, ha afirmado que no descansaría hasta "sacar de las cloacas" a los responsables de los atentados.

Las autoras de los atentados han sido dos mujeres del Cáucaso Norte, madres, lo más probable, de revolucionarios ejecutados por el ejército ruso.

Y es que no debemos olvidar que pese a las declaraciones del gobierno ruso acerca de que la zona caucásica estaba “normalizada”, la situación parece bien distinta.

Desde los años 90, se originó una revolución nacionalista y étnica de los chechenos del norte del Cáucaso, debido a las injusticias, atropellos, violaciones y excesos cometidos por las tropas del ejército ruso.

En 2007 el ejército de Rusia entró en acción de nuevo en el Cáucaso acabando con toda disidencia y grupos de rebeldes islamistas en la región y descabezando a los principales grupos revolucionarios con el asesinato de sus líderes. Sin embargo tan sólo consiguieron que uno de los supervivientes, Umarov, se alzase y declarase que todas las tierras del Cáucaso pertenecían a un mismo Emirato, incluyendo Daguestán, Chechenia, Ingushetia, Osetia, la estepa de Nogay y las zonas combinadas de Kabardino-Balkaria y Karachay-Cherkessia.

Los atropellos cometidos por los moscovitas en su intento de erradicar la disidencia chechena tuvieron el efecto contrario y Umarov prometió llevar la guerra a las ciudades…como al parece está ocurriendo.

Ahora el presidente ruso, pretende endurecer las penas contra el terrorismo (de cara al exterior) y dejará caer una pronta ofensiva contra toda la zona norte del Cáucaso, y volverá a acometer todo tipo de atrocidades que vulneraran todos y cada uno de los derechos humanos reconocidos.

Lo que fomentará, sin lugar a dudas, el enaltecimiento del fanatismo islámico, que se alimenta de mártires e injusticias como sustento vital.

Por lo tanto, el conflicto por el Cáucaso Norte no ha hecho más que comenzar, es el juego de la “pescadilla que se muerde la cola”, un círculo viciosos que no tiene visas de acabar por mucho que pasen los años.


Hugo Jiménez Chacón

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